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¿Es lo mismo crear una empresa que una startup? Porque hoy en día se usan indistintamente como términos como sinónimos, y la verdad es que no tienen nada que ver a nivel de gestión, riesgo y sobre todo de financiación.
Para empezar muchas startups nacen con un objetivo claro: que una empresa extranjera las compre. El motivo es muy simple, nacen de ideas importadas y por lo tanto quieren que la empresa originaria de la idea se haga con la nueva startup para poder seguir manteniendo su liderazgo. En este caso el objetivo principal de la startup es captar un elevado número de usuarios para poder llamar la atención de sus posibles compradores. Como comprenderás es un juego peligroso, y que en caso de alargarse en el tiempo puede consumir mucha financiación.
Por eso la verdadera startup es aquella que busca crear un nuevo modelo de negocio que pueda ser escalable y replicable, de ahí las altas expectativas de rentabilidad que tienen sus inversores. Pero dado el riesgo de crear un nuevo modelo de negocio, y que como decimos en finanzas "a mayor riesgo, mayor rentabilidad", su financiación suele ser suscrita por business angels. Podrás pensar que crear una empresa también tiene mucho riesgo, pero no tanto como una startup.
La mayoría de empresas se basan en modelos de negocios ya existentes, a los que a veces se les hacen pequeños cambios, pero normalmente no suelen variar con los años a pesar de que puedan incorporar las nuevas tecnologías. Por ejemplo la banca, a pesar de la aparición de servicios como la banca online su modelo de negocio casi no ha variado en cientos de años.
Las claves que definen una startup son la innovación, el gusto por lo incierto y por probar cosas nuevas para saber si existe un verdadero negocio tras la idea inicial. Es decir, que con una startup tenemos que responder a las siguientes preguntas: qué tenemos que vender, a qué precio, y a qué mercado (si es que existe) mientras que en el caso de una empresa, ya podemos responder a esas preguntas con un estudio básico de la competencia y el mercado. Además, en una startup hay que descubrir el negocio tras la idea de la forma más rápida y económica (en tiempo y dinero) posible, porque sino puede ser que otra startup se nos adelante o que se nos agote la financiación. Por eso las startups suelen pertenecer a sectores tecnológicos, donde los rápidos avances dan lugar a nuevos de modelos de negocio de manera continua.
Una diferencia muy importante entre una startup y una empresa, derivado de todo lo anterior, es la forma de gestión. No podemos innovar ni crear modelos de negocios con las herramientas y técnicas de gestión del siglo pasado, por eso la gestión de los recursos humanos es muy diferente: jerarquías planas, comunicación directa, condiciones de trabajo flexibles, y sobre todo fomento de la toma de decisiones. El concepto de fracaso tradicional no existe, por eso se incentiva. El mal llamado "fracaso" es parte del proceso de búsqueda del modelo de negocio, porque como dijo Edison: "No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla". Por eso las startups utilizan como modelo de gestión el denominado lean startup que básicamente busca, partiendo de la idea, obtener un prototipo mínimo viable para ponerlo en el mercado y que sea éste el que nos dé datos sobre uso para aprender y mejorar la idea inicial.
Es decir que en vez de recurrir a costosas encuestas e investigaciones de mercado, recurrimos a datos reales de nuestro mercado objetivo.
Eva Fernández
Periodista con más de 10 años de experiencia en marketing digital y, en especial, en la generación de contenidos para marcas de diferentes sectores. De la mano de Anfix y con mi propia experiencia emprendiendo como freelance, he aprendido mucho en los últimos años sobre gestión del negocio, finanzas y productividad.
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