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Una fusión es una operación que no está al alcance de muchas empresas, en especial de las más pequeñas, los autónomos.
Cada vez se oyen más casos de empresas con muy pocos años de vida que se ven inmersas en un proceso de fusión. Me refiero sobre todo a startups, es decir, empresas tecnológicas mucha de ellas basadas en Internet que ante un lanzamiento exitoso son compradas por los líderes del sector para seguir manteniendo su hegemonía. El motivo de una fusión siempre es el mismo: las empresas líderes que son de gran tamaño cada vez lo tienen más difícil para crecer con sus líneas de negocio tradicionales y necesitan entrar en nuevos sectores o segmentos de mercado, reducir costes por economías de escala, o generar sinergias de cualquier tipo.
Por otro lado, una pequeña o mediana empresa también puede valorar la opción de hacer una fusión. Porque por sí sola lo tiene muy difícil para sobrevivir a largo plazo. Así que sus opciones no son muchas: vender, cerrar, crecer, o una fusión, y en este último caso hay dos variedades fundamentalmente:
- Fusión por absorción: el típico caso en que el grande se come al pequeño. Como te decía antes es algo muy habitual en el sector tecnológico, donde a veces es más fácil adquirir una empresa, que destinar recursos y tiempo a desarrollar nuevas líneas de negocio y tecnología, como pasó con algunas apps como WhatsApp.
- Fusión por creación de una nueva empresa: es un caso más raro para pequeñas y medianas empresas, porque en este tipo de fusiones lo más habitual es que el tamaño sea parecido. Por eso desaparecen las marcas y empresas fusionadas para dar lugar a una nueva.
Sin embargo, y a pesar de todos los estudios y preparativos que hay dentro de una operación de fusión, hay muchas que fracasan. Sobre todo aquellas que no se hacen para reordenar el patrimonio, como ocurre en el caso de las empresas inmobiliarias que buscan crear empresas patrimoniales.
El motivo del fracaso es que la obsesión por buscar formas rápidas de generar sinergias y reducir gastos se choca con el factor humano. Al fusionar empresas se generan duplicidades que hay que eliminar, y esos despidos pueden generar un mal clima de trabajo entre los que se quedan, por no hablar del choque de culturas que se pueden producir, al juntar dos plantillas diferentes bajo una misa dirección o cultura de empresa.
Eva Fernández
Periodista con más de 10 años de experiencia en marketing digital y, en especial, en la generación de contenidos para marcas de diferentes sectores. De la mano de Anfix y con mi propia experiencia emprendiendo como freelance, he aprendido mucho en los últimos años sobre gestión del negocio, finanzas y productividad.
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