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Seguramente al hablar de CMI no te suene de nada, y quizás si te digo Balanced Scorecard tampoco. Son términos distintos de finanzas para referirse a lo mismo: el cuadro de mando integral.
Hoy en día el mayor problema en la gestión de cualquier empresa es contar con los indicadores adecuados para medir la estrategia del negocio, es decir, aquellos que sintetizan la marcha global de una empresa, y no sólo desde el punto de vista económico - financiero de la misma. Un modelo de indicadores que recogen la nueva forma de competir en el mundo actual, donde la orientación al cliente debe ser el fin último basándose cada vez más en el talento humano.
El CMI fue ideado por Kaplan y Norton, y supuso una gran revolución frente a lo que se hacía hasta entonces en el control de la gestión de los negocios. Dio una poderosa herramienta a los directivos, que hasta entonces sólo tenían datos de la contabilidad tradicional. El CMI se convirtió en ese momento en el cuadro de mando con el que todo directivo podía pilotar un negocio. Porque permite traducir la estrategia teórica en acciones prácticas y concretas para medir el negocio desde una perspectiva global compuesta por:
- Los clientes.
- Las finanzas.
- Los procesos internos.
- La formación y el crecimiento.
El CMI tiene en cuenta los indicadores financieros tradicionales que se tenían en cuenta cuando las relaciones con los clientes no eran tan importantes pero, además de medir resultados pasados, tiene en cuenta otros factores propios de la visión a largo plazo hacia la que se tiene que dirigir el negocio. Para ello pone énfasis en que los indicadores, tanto financieros como no financieros, deben de ser parte del sistema de información del negocio. Es decir, que debe ser usado por todos los empleados, al tener en cuenta indicadores relacionados con clientes y procesos internos. La gran utilidad del CMI es que el conjunto de indicadores que lo forman son un sistema de gestión en sí mismo. Que permite:
- Aclarar y comunicar la estrategia a seguir.
- Alinear objetivos individuales con los globales.
- Vincular objetivos a largo plazo con objetivos a corto.
En resumen, el CMI permite poner en práctica cualquier estrategia a largo plazo de una manera simple y entendible. Evitando la parálisis del análisis que vivimos en la gestión diaria de cualquier negocio, donde el exceso de datos hace que no generemos ni analicemos la información relevante de nuestro negocio.
Eva Fernández
Periodista con más de 10 años de experiencia en marketing digital y, en especial, en la generación de contenidos para marcas de diferentes sectores. De la mano de Anfix y con mi propia experiencia emprendiendo como freelance, he aprendido mucho en los últimos años sobre gestión del negocio, finanzas y productividad.
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