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Tener que reclamar una deuda es algo a la orden del día en los últimos tiempos, sobre todo si se tratan de deudas comerciales o tributarias.
Sin embargo, a veces se demora el momento de reclamar, bien por falta de tiempo, porque la deuda no es elevada, porque no sabemos cómo hacerlo o porque suponga un coste que no queremos asumir.
Pero las deudas prescriben, por lo que llegará un momento en el que ya no tendremos derecho a reclamar su cobro. Conviene atender a los plazos para no encontrarnos en esta situación.
Plazos en los que prescriben las deudas
La prescripción de deudas es un tema crucial en el ámbito legal y financiero. En términos simples, la prescripción es el período de tiempo establecido por la ley durante el cual un acreedor puede reclamar el pago de una deuda. Una vez que este período ha transcurrido, el deudor ya no está legalmente obligado a pagar esa deuda.
Las deudas prescriben entre los 3 y los 15 años, según su naturaleza, a contar desde la fecha en el que su pago debió efectuarse. Aparte de esto, debemos saber que cualquier acción encaminada al cobro interrumpe ese cómputo. Es decir, si un cliente debió pagarme el 20 de enero de 2015 y yo remito una carta de reclamación (de un modo fehaciente, como un burofax), el tiempo ya no cuenta desde el 20 de enero, si no desde la fecha de la comunicación.
Que una deuda prescriba no quiere decir que no tengamos derecho a reclamarla. Si la parte reclamada no alega que la deuda está prescrita, el procedimiento de cobro seguirá adelante con las acciones que sean necesarias. Por otro lado, una deuda reconocida por el deudor no prescribe. De ahí que, ante la imposibilidad de pagar por falta de medios, muchas veces se firme un reconocimiento de deuda, que nos permitirá ir al juzgado e instar su ejecución en cualquier momento.
Los plazos de prescripción generales son los siguientes:
- 20 años: para las deudas hipotecarias.
- 15 años: para las deudas de tarjetas de crédito, operaciones mercantiles (con proveedores).
- 5 años: para exigir el pago de pensiones alimenticias, alquileres.
- 4 años: para reclamar el pago de las deudas tributarias y de la Seguridad Social.
- 3 años: para pagar a los jueces, abogados, registradores, notarios, peritos, maestros, criados y jornaleros, alojamiento, medicinas a los farmacéuticos y deudas de los consumidores a comerciantes. También para reclamar pagarés (6 meses para cheques).
- 1 año: Para exigir la responsabilidad extracontractual, es decir, las obligaciones derivadas de la culpa o negligencia desde que lo supo el agraviado.
Es conveniente reclamar las deudas cuanto antes, ya que obtener un reconocimiento de nuestro derecho al cobro nos permitirá ejercer acciones contra el deudor.
Es posible fijar plazos o aceptar pagos parciales que nos proporcionen, al menos, un reembolso de una parte de lo adeudado. De lo contrario, el que nos debe podría desaparecer, aún sin haber prescrito la deuda, llevando consigo nuestras posibilidades de recuperar el dinero.
Cómo funciona la prescripción de una deuda
La prescripción de una deuda es un concepto legal que establece un límite de tiempo dentro del cual un acreedor puede reclamar el pago de una deuda.
Cuando una deuda prescribe, significa que el derecho del acreedor a exigir el pago ha caducado legalmente, y el deudor ya no está obligado a pagar esa deuda.
A continuación, detallamos cómo funciona este proceso:
1. Inicio del período de prescripción: el plazo de prescripción comienza a contar desde la fecha en que la deuda se vuelve exigible. Por ejemplo, si una factura tiene una fecha de vencimiento para el pago, el período de prescripción comenzará a contar desde esa fecha.
2. Plazos de prescripción: en España, los plazos de prescripción varían según el tipo de deuda. Según el Código Civil español, la prescripción general para deudas no hipotecarias es de 5 años, mientras que para deudas hipotecarias puede extenderse hasta 20 años. Otros tipos de deudas pueden tener plazos diferentes.
3. Interrupción de la prescripción: el plazo de prescripción puede interrumpirse por diversas acciones. Por ejemplo, si el deudor reconoce la deuda o realiza un pago parcial, esto puede reiniciar el período de prescripción desde cero. También, si el acreedor interpone una demanda legal para reclamar la deuda, esto detendrá el conteo del plazo de prescripción.
4. Consecuencias de la prescripción: una vez que la deuda ha prescrito, el deudor ya no está legalmente obligado a pagarla. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la prescripción de la deuda no significa necesariamente que desaparezca por completo. La deuda puede seguir apareciendo en registros financieros o informes de crédito durante un tiempo adicional, aunque ya no pueda ser legalmente reclamada.
5. Efectos secundarios de la prescripción: aunque el deudor ya no está obligado a pagar la deuda prescrita, es posible que los acreedores intenten seguir contactando para recuperar el dinero. En estos casos, el deudor puede informarles que la deuda ha prescrito según la ley y solicitar que cesen los intentos de cobro.
Pasos para cancelar una deuda:
Cancelar una deuda implica saldarla por completo, ya sea mediante el pago total o a través de acuerdos de refinanciación, quitas o acuerdos de pago con el acreedor.
La cancelación de la deuda puede ser un proceso complejo, especialmente si se trata de una situación financiera difícil. A continuación, se detallan algunos pasos generales para abordar la cancelación de una deuda:
1. Evaluar la situación financiera: es fundamental tener una comprensión clara de la deuda, su monto, los plazos, los términos y las condiciones antes de buscar opciones para cancelarla.
2. Negociar con el acreedor: en muchos casos, los acreedores están dispuestos a negociar nuevas condiciones de pago, acuerdos de refinanciación o incluso quitas parciales de la deuda. Es importante comunicarse con el acreedor y tratar de llegar a un acuerdo que sea viable para ambas partes.
3. Acuerdo de pago: si se llega a un acuerdo con el acreedor, es esencial documentar por escrito los términos acordados para evitar malentendidos futuros. El acuerdo debe detallar el monto total a pagar, los plazos y cualquier otro término convenido.
4. Pago de la deuda: una vez acordado el pago, es crucial cumplir con los términos establecidos en el acuerdo. Realizar los pagos según lo acordado es vital para evitar cualquier consecuencia adicional.
5. Confirmación de la cancelación: después de realizar todos los pagos acordados, es recomendable obtener una confirmación por escrito del acreedor de que la deuda ha sido cancelada en su totalidad.
Ley de la Segunda Oportunidad de 2015
La Ley de la Segunda Oportunidad, aprobada en 2015 en España, ofrece a particulares y autónomos una vía legal para liberarse de deudas que no pueden pagar.
Esta ley pretende proporcionar un marco legal que permita a personas físicas y autónomos que se encuentran en situación de insolvencia acceder a una exoneración de sus deudas, siempre y cuando cumplan con ciertos requisitos y procedimientos establecidos por la ley.
Algunos aspectos clave de la Ley de la Segunda Oportunidad son:
- Establece un procedimiento judicial que permite la negociación de la deuda y, en ciertos casos, la cancelación parcial o total de las deudas.
- Requiere la presentación de un acuerdo extrajudicial de pagos con los acreedores antes de solicitar la exoneración de las deudas.
- Permite la liberación de deudas una vez agotadas todas las vías legales y bajo ciertas condiciones específicas.
La Ley de la Segunda Oportunidad brinda la posibilidad de obtener un nuevo comienzo financiero para personas físicas y autónomos que enfrentan serias dificultades económicas.
Sin embargo, es un proceso legal complejo que requiere asesoramiento legal especializado y el cumplimiento de requisitos específicos para poder acceder a sus beneficios.
En conclusión, en España, las deudas tienen un plazo de prescripción que varía según el tipo de deuda y las circunstancias específicas. Es fundamental estar al tanto de estos plazos para entender los derechos y responsabilidades tanto de los deudores como de los acreedores.
En caso de dudas o situaciones complejas, siempre es recomendable buscar asesoramiento legal o financiero profesional para tomar las decisiones más adecuadas en relación con las deudas.
Eva Fernández
Periodista con más de 10 años de experiencia en marketing digital y, en especial, en la generación de contenidos para marcas de diferentes sectores. De la mano de Anfix y con mi propia experiencia emprendiendo como freelance, he aprendido mucho en los últimos años sobre gestión del negocio, finanzas y productividad.
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