Blog > Facturación y Contabilidad > Activo corriente: la columna vertebral de la liquidez

Activo corriente: la columna vertebral de la liquidez

Se trata de un elemento fundamental para la gestión, ya que muestra la capacidad para afrontar gastos inmediatos.

Activo corriente: la columna vertebral de la liquidez
Marta Soto

En este articulo verás:

El activo corriente representa todos aquellos recursos que una empresa espera convertir en dinero efectivo, o consumir, en un plazo de un año o durante el ciclo normal de sus operaciones.

Se trata de un elemento fundamental para la gestión del día a día, ya que su composición y naturaleza condicionan la capacidad de la organización para afrontar gastos inmediatos, responder a imprevistos y mantener un flujo de caja saludable.

Dentro del balance de situación, el activo corriente ofrece una visión clara de los recursos a corto plazo y permite a los directivos, inversores y analistas evaluar la liquidez de la compañía.

Es crucial entender qué partidas conforman este apartado para anticipar posibles tensiones de tesorería o necesidades de financiación a corto plazo. Asimismo, conocer sus características y particularidades ayuda a diseñar estrategias de optimización que contribuyan a mejorar la eficiencia y rentabilidad de la empresa.

A lo largo de este artículo, profundizaremos en la clasificación del activo corriente, en cómo se calcula y evalúa, sus diferencias con el activo no corriente, y la importancia de cada uno de sus componentes para el correcto funcionamiento de la organización.

También abordaremos el fondo de maniobra, la relación con indicadores financieros y las estrategias de optimización que buscan mantener un nivel adecuado de liquidez, especialmente relevante en situaciones de crisis.

Clasificación del activo corriente

Activo corriente

El activo corriente se compone de partidas heterogéneas, pero con el nexo común de ser activos con una elevada liquidez o de fácil conversión en efectivo. A continuación, se presenta la clasificación más habitual:

Tesorería

La tesorería engloba el dinero en caja y las cuentas bancarias que posee la empresa. Se trata del componente más líquido del activo corriente, ya que está inmediatamente disponible para cubrir pagos, salarios y demás obligaciones de corto plazo.

Mantener un nivel adecuado de tesorería es vital para evitar problemas de liquidez y garantizar que la empresa pueda operar con normalidad.

Sin embargo, un exceso de tesorería también puede traducirse en un coste de oportunidad, pues el dinero inmovilizado no genera rentabilidad.

Por esta razón, muchas organizaciones tratan de optimizar su tesorería invirtiéndola en instrumentos financieros a corto plazo o destinándola a proyectos que ofrezcan un rendimiento atractivo.

Inversiones financieras a corto plazo

Las inversiones financieras a corto plazo incluyen activos que se espera vender o canjear en un periodo breve. Entre ellas destacan los valores negociables (por ejemplo, acciones o bonos con vencimiento cercano) y los depósitos a plazo con duración inferior a un año.

Estos instrumentos permiten a la empresa obtener cierta rentabilidad por su excedente de liquidez sin comprometer su disponibilidad inmediata.

Las decisiones de inversión a corto plazo deben tomarse de manera estratégica, evaluando tanto la rentabilidad esperada como los riesgos asociados. Un correcto equilibrio entre liquidez y rentabilidad es clave para asegurar la solvencia de la compañía.

Deudores comerciales y otras cuentas por cobrar

Los deudores comerciales representan las facturas pendientes de cobro a clientes por ventas o prestación de servicios. Estas cuentas por cobrar se consideran parte del activo corriente en la medida en que se espera recibir el pago en un plazo razonablemente corto.

Por otro lado, las otras cuentas por cobrar incluyen derechos de cobro no asociados a la actividad principal de la empresa, como anticipos o créditos otorgados a terceros.

Una correcta gestión de los deudores implica llevar un control exhaustivo de los plazos de cobro y evaluar continuamente la solvencia de los clientes. Además, establecer políticas de crédito claras y aplicar estrategias de recobro oportunas contribuye a reducir la morosidad y a garantizar la estabilidad financiera de la empresa.

Existencias

Las existencias, también conocidas como inventarios, abarcan las materias primas, productos en proceso de elaboración y bienes terminados listos para la venta. Representan un activo de tipo tangible que, aunque no sea tan líquido como la tesorería o las inversiones financieras, se espera convertir en efectivo dentro del ciclo de explotación de la empresa.

La gestión de inventarios resulta fundamental para evitar costes de almacenamiento innecesarios, minimizar el riesgo de obsolescencia y asegurar el flujo de producción. Encontrar el equilibrio adecuado entre nivel de existencias y demanda esperada es un desafío constante que afecta directamente la rentabilidad y eficiencia operativa.

Activos no corrientes mantenidos para la venta

En ocasiones, las empresas deciden poner en venta determinados activos no corrientes, como propiedades o maquinaria, cuando estos dejan de ser necesarios para la operación.

Si se cumple con ciertos requisitos contables —principalmente la alta probabilidad de que el activo se venda en un plazo relativamente corto—, dichos activos pueden reclasificarse como activos no corrientes mantenidos para la venta, formando parte del activo corriente.

Esta reclasificación obedece al objetivo de mostrar de forma más clara la situación financiera actual de la empresa, ya que la venta de dichos activos aportará liquidez en un horizonte temporal breve.

Periodificaciones a corto plazo

Por último, las periodificaciones a corto plazo se refieren a los gastos y/o ingresos anticipados o diferidos que impactan en el resultado de un periodo posterior. Su reconocimiento en el activo corriente responde a la necesidad de reflejar adecuadamente la naturaleza temporal de estos pagos o cobros, asegurando que la contabilidad muestre de forma precisa la realidad económica en cada ejercicio.

Diferencias entre activo corriente y activo no corriente

Activo corriente vs activo no corriente

Aunque ambos conforman el total del activo de una empresa, la principal diferencia radica en su plazo de conversión en efectivo o uso dentro de la operación.

El activo no corriente (también llamado activo fijo o activo a largo plazo) suele estar compuesto por bienes y derechos cuyo beneficio se obtiene a largo plazo, como propiedades, planta y equipo, patentes, licencias y participaciones en otras empresas.

En cambio, el activo corriente se caracteriza por su rotación rápida. Su adecuada gestión exige un seguimiento continuo de factores como la demanda del mercado, la salud financiera de los clientes y las tasas de interés, entre otros aspectos relacionados con la liquidez.

Mientras que el activo no corriente determina en buena medida la capacidad productiva y de crecimiento a largo plazo, el activo corriente define la liquidez inmediata y la flexibilidad operativa de la empresa.

Cálculo y evaluación del activo corriente

Calcular el activo corriente es tan sencillo como sumar cada uno de los componentes que lo conforman (tesorería, inversiones financieras a corto plazo, deudores comerciales, existencias, etc.). No obstante, la evaluación va más allá de un simple cálculo aritmético, pues requiere analizar la calidad y la liquidez real de cada partida.

Para ello, es común revisar indicadores como el período medio de cobro o rotación de inventarios, que ofrecen una visión clara de la eficiencia con la que la empresa convierte sus recursos en efectivo. Asimismo, se estudia la estabilidad de la tesorería, el grado de exposición a impagos y la facilidad de acceso a líneas de crédito, todo con el fin de valorar la salud financiera de la organización.

Retos y problemas comunes

La gestión del activo corriente no está exenta de dificultades. Algunos de los problemas más frecuentes incluyen:

  • Exceso de stock: Tener más inventario del necesario puede inmovilizar capital y generar costes de almacenamiento.
  • Retraso en los cobros: Una gestión deficiente de los deudores comerciales puede derivar en retrasos significativos en la entrada de efectivo.
  • Falta de liquidez: No contar con suficiente efectivo disponible para afrontar obligaciones inmediatas puede causar tensiones financieras y deteriorar la imagen crediticia de la empresa.
  • Cambios bruscos en el mercado: Fluctuaciones en la demanda o en los precios de materias primas pueden alterar rápidamente el valor de las existencias o el ritmo de cobros y pagos.

Superar estos desafíos exige mantener una visión global de las necesidades de la empresa, planificar con anticipación y revisar constantemente los procedimientos de control financiero.

Fondo de maniobra (working capital)

El fondo de maniobra, también conocido como working capital, se obtiene de la diferencia entre el activo corriente y el pasivo corriente. Indica los recursos a corto plazo que quedan disponibles para cubrir las obligaciones inmediatas de la empresa después de descontar los pasivos más urgentes.

  • Working Capital = Activo Corriente – Pasivo Corriente

Un fondo de maniobra positivo sugiere que la empresa dispone de una holgura financiera para afrontar gastos imprevistos y mantener sus operaciones con normalidad. Por el contrario, un fondo de maniobra negativo puede indicar problemas de liquidez, ya que los pasivos a corto plazo superan la capacidad de conversión en efectivo que ofrece el activo corriente.

Relación con indicadores financieros

El activo corriente incide directamente en varios indicadores claves de solvencia y liquidez, como:

  • Ratio de liquidez (o razón corriente): Activo Corriente / Pasivo Corriente.
    Este cociente refleja la capacidad de la empresa para atender sus deudas inmediatas con los recursos de corto plazo. Un valor cercano a 1 significa que el activo corriente puede cubrir el pasivo corriente, pero no ofrece mucho margen de seguridad.
  • Prueba ácida: (Activo Corriente – Inventarios) / Pasivo Corriente.
    Este indicador es más estricto, pues excluye los inventarios debido a que su conversión en efectivo puede ser más lenta o incierta.
  • Rotación de existencias: Costo de Ventas / Inventario Medio.
    Mide la rapidez con la que la empresa vende y repone sus productos. Una rotación alta implica ventas ágiles y menor riesgo de acumular stock obsoleto.

Mantener valores óptimos en estos indicadores contribuye a la estabilidad y solidez de las finanzas empresariales.

Estrategias de optimización

Dada la importancia del activo corriente en la liquidez y operatividad diaria, las empresas suelen aplicar diversas estrategias para optimizar su gestión:

  • Mejora en la gestión de cobros: Negociar plazos de pago más cortos, aplicar políticas de crédito estrictas y utilizar herramientas de facturación electrónica para agilizar el proceso de cobro.
  • Control de inventarios: Implementar metodologías de gestión de stock (como el sistema just in time) para mantener niveles ajustados a la demanda real, sin incurrir en faltantes que perjudiquen la producción o venta.
  • Políticas de pago eficientes: Tratar de extender plazos con proveedores sin incurrir en sobrecostes, y aprovechar descuentos por pronto pago cuando sean beneficiosos para la empresa.
  • Planificación de tesorería: Elaborar previsiones de flujos de caja que permitan anticipar necesidades de efectivo y aprovechar excedentes invertibles.
  • Hedging y gestión de riesgos: Protegerse frente a variaciones en tipos de interés o de cambio cuando el negocio opera en mercados internacionales.

Activo corriente en el contexto de crisis

En situaciones de inestabilidad económica o crisis financiera, la gestión del activo corriente se convierte en una prioridad absoluta. La incertidumbre en los mercados puede afectar la capacidad de los clientes para pagar, reducir la demanda de los productos o servicios de la empresa y complicar la obtención de financiación. En tales escenarios, resulta crítico:

  • Asegurar un nivel mínimo de tesorería que permita hacer frente a gastos operativos y contingencias.
  • Reforzar el control sobre los inventarios, evitando acumulaciones excesivas.
  • Redoblar esfuerzos en la recuperación de cobros y en la negociación de plazos con proveedores.

Una correcta gestión del activo corriente en estos momentos puede marcar la diferencia entre sobrevivir a la crisis o verse obligado a cerrar operaciones, ya que la liquidez inmediata se convierte en un factor de supervivencia.

Importancia del activo corriente en la salud financiera de la empresa

El activo corriente es un factor determinante para evaluar la liquidez, la solvencia y la capacidad de respuesta de una empresa ante imprevistos. Si bien el activo no corriente indica la fortaleza estructural y el potencial de crecimiento a largo plazo, es el activo corriente el que permite afrontar obligaciones de corto plazo sin necesidad de recurrir a financiamientos urgentes o ventas forzosas de activos.

De este modo, un análisis detallado del activo corriente y sus componentes ofrece una radiografía clara del estado de salud financiero de la empresa. Permite, además, identificar puntos de mejora y áreas donde podría haber ineficiencias, como un exceso de capital inmovilizado en existencias o cuentas por cobrar atrasadas.

Ejemplos prácticos de activo corriente

Para ilustrar la aplicabilidad y el impacto del activo corriente en la vida real de las empresas, podemos revisar algunos ejemplos comunes:

  • Sector minorista: Una cadena de tiendas de ropa tiene un gran volumen de inventario que debe gestionar cuidadosamente. Si acumula demasiado stock de temporada, corre el riesgo de no poder venderlo al finalizar la estación, por lo que podría verse obligada a realizar rebajas que reduzcan significativamente su margen de beneficio.
  • Empresa de servicios: Una consultora que factura a sus clientes por proyectos completados debe mantener un seguimiento cercano de las cuentas por cobrar. Un retraso generalizado en los pagos pondría en jaque su capacidad para remunerar a su personal y costear la operación diaria.
  • Negocio importador: Una empresa que importa mercancías con alta volatilidad en precios de materias primas puede tener que ajustarse a fuertes variaciones en las tasas de cambio. Por ello, una gestión estratégica de inversiones a corto plazo y de tesorería es esencial para protegerse de dichas fluctuaciones.

En todos los casos, el denominador común es la necesidad de contar con un activo corriente sólido y bien gestionado, que asegure la continuidad de las operaciones diarias y el crecimiento sostenible de la organización.

La comprensión profunda de estos conceptos y la aplicación de buenas prácticas en la gestión del activo corriente se traducen en una mayor resiliencia ante los cambios económicos y la volatilidad del mercado. Además, permiten a las empresas aprovechar oportunidades de negocio, negociar mejores condiciones comerciales y, en última instancia, mejorar la rentabilidad y competitividad en el largo plazo.

Datos de interés

Importancia del activo corriente en las empresas

Según un estudio de Deloitte, más del 50% de las empresas enfrentan problemas de liquidez debido a una gestión inadecuada del activo corriente, especialmente en sectores con inventarios grandes, como la manufactura y el comercio minorista.

Efecto del ciclo de conversión de efectivo

Las empresas que optimizan su ciclo de conversión de efectivo (el tiempo que tardan en convertir sus inventarios en efectivo disponible) pueden reducir sus necesidades de financiamiento a corto plazo en un 30% en promedio, según PwC.

Tendencias de inversiones financieras a corto plazo

En 2023, las inversiones financieras a corto plazo representaron el 15% del total del activo corriente de las empresas en el sector tecnológico, destacando su importancia como herramienta para mantener liquidez.

Relación Activo Corriente - Pasivo Corriente

Un índice de liquidez corriente (activo corriente/pasivo corriente) ideal se sitúa entre 1.5 y 2, lo que indica que la empresa tiene suficiente activo corriente para cubrir sus obligaciones a corto plazo sin excesos que impliquen recursos ociosos.

Impacto de la gestión del inventario

Dato: Empresas con una rotación de inventarios eficiente tienen un 25% menos de problemas de liquidez, ya que evitan el sobrestock y los costos asociados al almacenamiento, según un informe de KPMG.

Preguntas frecuentes

¿Qué es el activo corriente y el pasivo corriente?

El activo corriente representa los bienes y derechos que pueden convertirse en efectivo en un año, mientras que el pasivo corriente incluye las obligaciones y deudas que deben ser pagadas en el mismo periodo, como préstamos a corto plazo, proveedores y gastos acumulados.

¿Qué es un pasivo corriente y ejemplos?

El pasivo corriente son las deudas u obligaciones que una empresa debe saldar en menos de un año. Ejemplos incluyen cuentas por pagar, préstamos bancarios a corto plazo, salarios pendientes y pagos de impuestos.

¿Por qué es importante el activo corriente para una empresa?

El activo corriente es crucial porque garantiza la liquidez necesaria para cumplir con las obligaciones financieras de corto plazo, como pagar a proveedores, salarios y otros gastos operativos.

¿Qué relación tiene el activo corriente con el fondo de maniobra?

El fondo de maniobra es la diferencia entre el activo corriente y el pasivo corriente. Si el activo corriente es mayor, la empresa tiene un margen positivo para operar. Si es menor, podría enfrentar problemas de liquidez.

¿Qué pasa si una empresa tiene más pasivos corrientes que activos corrientes?

Cuando los pasivos corrientes superan a los activos corrientes, la empresa puede tener problemas para cumplir con sus obligaciones a corto plazo, lo que podría llevarla a situaciones de impago o necesidad de financiación externa.

¿Cuáles son las principales cuentas del activo corriente?

Las principales cuentas del activo corriente incluyen:

  • Efectivo y equivalentes
  • Cuentas por cobrar
  • Inventarios
  • Inversiones financieras a corto plazo
  • Anticipos o gastos prepagados.